Mi Mochila Fotográfica: II Analógica Enfoque Manual

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Continuamos con el análisis de mi equipo fotográfico. En esta ocasión el analógico-manual.

En cuanto al transporte, soporte, iluminación y filtros tenemos los mismos elementos que para el equipo autofoco y que son la mochila Lowepro Mini Trekker (1), el trípode Manfrotto 190XPROB (2) con rótula 804RC2 (3), el flash Nikon Speedlight SB-28 (8) y los filtros variados (9) y que ya os comenté en Mi Mochila Fotográfica: I Analógica Autofoco.

La estrella del equipo es la cámara Nikon FM2 (4) una de las pocas posibilidades serias de su época dentro de la gama de reflex manuales, alta velocidad de sincronización (1/250 s). Robusta y fiable y el  detalle de poder trabajar sin pilas. Como decía el eslogan de sus folletos “Una Nikon para perfeccionistas” debido a la posibilidad de control total de todos los parámetros por parte del fotógrafo en lo que se refiere a enfoque, telemetría, profundidad de campo, etc. Aquí la tenéis acompañada del motor de arrastre  que hace las veces de empuñadura MD-12.

Nikon FM2 jpg

En su momento, también se comercializo la Nikon FM2 con acabado cromado en su parte superior e inferior

En cuanto a las ópticas tenemos el angular Nikkor 28 3.5 (5) de modesta luminosidad para las ópticas de este rango. El angular-zoom Nikkor 28-85 3.5-4.5 (6) de aceptable luminosidad y suave y fácil enfoque.  Y el macro Tamron SP 90 2.5 (7) con tubo de extensión para el paso de 1:2 a 1:1, esta óptica es ideal para macro aunque es imprescindible el tubo de extensión para este fin y resulta también muy apropiado por su distancia focal (90 mm) para retrato.

Como es natural, todas las ópticas autofoco de la mochila autofoco se adaptaban en modo manual a la Nikon FM2 y las manuales de este sistema a la Nikon F90X pero sin la posibilidad del enfoque automático.

Mi Mochila Fotográfica: I Analógica Autofoco

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En esta ocasión os voy a mostrar que equipación llevo en mi mochila analógica autofoco, para una entrada posterior, mostraré la equipación de enfoque manual y próximamente también el material utilizado en fotografía digital. Empecemos:

Primero por el continente, el medio de transporte del equipo de un lugar a otro y que es la mochila Lowepro Mini Trekker (1), la tengo desde hace bastantes años y sigue vigente en el catálogo del fabricante aunque con sutiles variaciones en el diseño de la misma, sus dimensiones pueden parecer parcas (380 x 275 x 170) pero cabe todo el equipo que veis en la foto más un segundo cuerpo adicional, tiene capacidad para llevar un pequeño trípode gracias a los arneses de la parte inferior pero uno más grande –como el que se muestra en la imagen- ya resulta de difícil transporte. Al ser un modelo bastante antiguo no posee funda protectora contra la lluvia.

En cuanto al trípode tengo el Manfrotto 190XPROB (2) con rótula 804RC2 (3). Sus patas pueden adoptar múltiples posiciones y tiene nivel de burbuja. Es posible extender por completo la columna central y después girarla 90 grados para adoptar una posición horizontal para la fotografía macro y el uso de un ultra gran angular. La rótula es ágil y suave en su manejo aunque la cantidad de mandos la hace una tanto engorrosa en la práctica, para mi lo ideal sería una rotula de tipo joystick. Es una buena solución para un fotógrafo aficionado-avanzado resistiendo perfectamente hasta ópticas tele-zoom 80-200 de apertura amplia.

El buque insignia del equipo es la cámara Nikon F90X (4)  del segmento semi-profesional y adquirida en 1.996, fue un éxito comercial para la casa nipona basado en su robustez, fácil funcionamiento, su medición puntual y la medición matricial 3D –aspecto que la diferenciaba de F90-. En mi caso viene provista con la empuñadura y soporte vertical MB-10 y el respaldo MF-26 para las posibilidades de disparo en secuencias automáticas, exposiciones múltiples, horquillado y compensaciones de exposición, impresión de datos, exposición prolongada, etc.; características que ya vendrían de serie en su sucesora, la Nikon F100.

_MG_2083f90xpostParte posterior de la Nikon F90X donde se puede apreciar el respaldo MF-26

En cuanto a las ópticas tengo el Nikkor 28-70 2.8D (5) de luminosidad intermedia pero el único tipo “D”, por lo que se adapta perfectamente a la medición matricial 3D de la cámara y con una lente asférica híbrida. El Nikkor AF 50 1.8 (6), óptica fija estandard muy luminosa como suele ser habitual en este tipo de lentes. El Sigma Superwide 24 2.8 (7), óptica gran angular de precio muy razonable en su época en comparación con el angular de la marca Nikon pero con prestaciones de calidad similar. El Tokina AT-X 80-200 2.8 (8), un tele-zoom bastante luminoso y de calidad en su época, de precio asequible y que incomprensiblemente la casa Tokina no lo fabricado en su versión digital, acompañado del teleconvertidor Soligor C/D7 Tele-converter 2X (9).

La Nikon F90X, como era habitual en las cámaras de su época y segmento, carecía de flash incorporado que actuara como luz de relleno. Mi elección para la obtención de iluminación extra fue el Nikon Speedlight SB-28 (10), el tope de la gama Nikon en su momento, muy versátil, con número guia 38 y un display con una información clara y útil.

Para terminar, el resto del contenido de mi mochila fotográfica, esta formado por el cable control remoto Nikon MC-30 (11), accesorio que hoy en día todavía se comercializa y que esta equipado con la función de bloqueo de disparo; y por filtros (12) para las ópticas de distintas funcionalidades –polarizador, skylight, etc.- y marcas –Hoya, hama, etc.-

Bueno, este es el contenido de mi mochila fotográfica autofoco, que a pesar de la total preponderancia de la fotografía digital, al día de hoy sigo utilizando con resultados satisfactorios y a plena satisfacción.


En el Laboratorio Fotográfico: La esencia de lo que vemos y sentimos

La experiencia fotográfica puede ser y es mucho más profunda que la mera visualización de la imagen tomada. Con la fotografía en blanco y negro analógica se consigue una unión casi mística entre el fotógrafo y su obra.
Como en muchas facetas de mi vida, el camino a seguir es tan importante o incluso más que el objetivo final. Esto es lo que nos vamos encontrando por el sendero de la fotografía analógica:
Percepción y conocimiento de la imagen. Es la parte más abstracta y difusa del hecho fotográfico. Es la idea que surge en nuestra mente de lo que queremos fotografiar y la formación de la imagen en nuestro cerebro. En este caso el proceso creativo puede ser totalmente pensado y elaborado o surgir de una forma espontánea.
La toma de la imagen. El dedo presiona del disparador y detenemos el tiempo en el momento en que lo que vemos y lo que hemos creado mentalmente debe coincidir, es la parte del proceso fotográfico más efímero.
Proceso de laboratorio. Esta es la parte en la que el fotógrafo esta más unido con su obra: una lucha, que en mi caso me ha llevado incluso hasta un par de horas, entre una imagen latente y otra que he creado en mi mente; aquí es donde la máquina del proceso creativo funciona a gran velocidad y la experiencia llega a unos altos grados de satisfacción.
Empieza con la preparación de los componentes químicos en su justa medida para poder realizar el revelado. A continuación dejamos el cuarto de revelado en oscuridad, iluminados por una tenue luz roja, de manera que el nivel de concentración es máximo al no haber elementos visuales que nos despisten de nuestro propósito.
Primero exponemos la película -previamente revelada- mediante una ampliadora sobre una hoja de papel fotográfico para obtener una imagen latente. Aquí tenemos la primera percepción espiritual de que algo existe aunque no lo veamos. A continuación pasamos el papel a un cubeta con líquido revelador.
En este momento nos encontramos en lo que es para mi el momento más mágico y de éxtasis del proceso fotográfico y que ningún proceso digital ha conseguido superar, que no es otro que la paulatina aparición de la imagen sobre el papel, este es el momento, el punto de inflexión por el que estoy convencido de que la fotografía es arte y que yo en mayor o menor medida he colaborado en crearlo.
Sí, con cámaras digitales y con Photoshop podré conseguir unos resultados más satisfactorios pero nunca estaré anímicamente tan cerca de una imagen como en el momento del revelado en blanco y negro en un laboratorio fotográfico químico.
Al final del primer capítulo del libro de Ansel Adams “La Copia”, explica magistralmente como debe estar preparado el fotógrafo ante la creación de su obra: “Verá que es una delicia ver surgir las copias en el revelador y comprobar que su visualización original ha llegado a realizarse, o en muchos casos, a intensificarse mediante sutiles alteraciones de valor. Naturalmente, evocará el motivo, y no resulta fácil disgregar el juicio que le merece la copia ante usted de su sensación del motivo. Debería esforzarse por recordar la visualización –lo que vio y sintió- en el momento de efectuar la exposición. No se deje atrapar por procesos rígidos, la esencia del arte es la fluidez para referirse a un concepto ideal”
Nota: La fotografías que acompañan este artículo fueron procesadas por mi en el laboratorio del Centro de Estudios Fotográficos de Mallorca y en otro de pequeñas dimensiones montado y organizado en mi casa. Las imágenes están escaneadas tal cual de la copias obtenidas por métodos químicos.

Kodak Portra 400


Urban Girls. Kodak Portra 400

Escaneado en laboratorio

Flickr

  
En los últimos tiempos se percibe un renacer de la fotografía analógica, después de la revolución digital, los lodos  fotográficos movidos por esta se han ido asentando poco a poco para dejar cada cosa en su sitio.
  
Como era de esperar, a pesar de que muchos opinaran lo contrario, la fotografía con película ha encontrado su sitio en el formato de 35 mm y más si cabe en el formato medio, al fin al cabo, cuando hablamos de una disciplina en la que una de sus variantes puede ser la artística, lo que cuenta el el resultado más que los medios utilizados para obtener el fin propuesto.



  
Una de las compañías que parece haber apostado por la película en este nuevo resurgimiento de lo analógico es Kodak con el desarrollo de su línea de película profesional Portra en su gama de sensibilidades 160, 400 y 800. Todo ello a pesar de haber abandonado la producción de la afamada película para diapositiva Kodacrome.
  
Lo que hoy os muestro son las primeras tomas que he realizado en esta nueva etapa que he emprendido de fotografía analógica con película Kodak Portra 400 y las primeras experiencias obtenidas de este “retorno al pasado”
  
Analicemos la siguiente toma:

Urban Girl. Kodak Portra 400

Escaneado en laboratorio

Flickr

  
La primera sorpresa –muy grata por cierto- fue al amplio rango dinámico de esta toma y de todas en general o sea la diferencia entre el tono más claro y el más oscuro, aquí os muestro el histograma obtenido del Adobe Camera Raw (ACR) de la imagen antes de proceder a su edición:
Captura histograma copia
Como podéis comprobar,  aún sin ser un histograma perfecto, de entrada tiene unos valores muy buenos y equilibrados: no desborda por la parte derecha por lo que no tiene luces reventadas ni tampoco por la izquierda en lo que se refiere a zonas empastadas.
  
Con esto, la edición se antoja rápida y sencilla, más si como me he propuesto quiero que los cambios sobre las tomas realizadas sean los acordes o extrapolables a los que se realizarían en un laboratorio químico. Para lo que me he propuesto que cualquier edición se realice únicamente en ACR.
  
También me ha sorprendido el grano contenido de las imágenes para la sensibilidad media-alta de la película de ASA 400.

Urban Girl II. Kodak Portra 400

Escaneado en laboratorio

Flickr

  
En definitiva, una película muy recomendada para trabajar con luz natural y en la modalidad de retrato debido a su reproducción tonal amplia muy recomendable para tonos de piel y al grano fino generado para esta sensibilidad.
 
Equipos y materiales utilizados:
Nikon F90XNikkor 28-70 jpgkodak portra 400

Patas y Herraduras

 
Patas y Herraduras

Patas y Herraduras. Ilford FP5 Plus 125
Escaner HP Scanjet 5370C
Flickr

   
La visualización o edición de imágenes en muchas ocasiones requiere que se deje pasar un cierto tiempo, para este caso pasaron más de quince años.
  
Las nuevas y mayores posibilidades de visualización de imágenes hace  que tengamos nuevos horizontes creativos, sólo hace falta que nuestro archivo cerebral este ordenado y podamos rescatar mentalmente aquellas imágenes que realizamos en el pasado.
  
Son muchas las ocasiones en las que la inmediatez entre la realización de una toma y su edición posterior me impiden apreciar la potencialidad de la imagen, es como si se tratará de un vino que se debe dejar reposar para que adquiera con el tiempo su verdadera esencia, sólo que en este caso, como ya ya he indicado, el reposo debe de ser mental y no en barricas de roble.
  
El motivo son unas graderías suplementarias que se instalaron en el Paseo del Borne de Palma de Mallorca con motivo de la celebración del día de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Cuando pasaba por detrás de estas gradas realicé estas dos tomas:
  
Foto 1
 



Foto 2
 




El postprocesado lo realicé en mi pequeño laboratorio en blanco y negro en mi casa, para el nivel conceptual que le quería dar a la imagen digamos que el proceso no es muy fino.
  
No fue hasta hace una época reciente, en la que empecé a visualizar dípticos y trípticos en Flickr, cuando me surgió la idea de refundir estas dos imágenes. Por separado tienen interés, pero al combinarlas en forma de díptico es cuando las imágenes y el concepto que se querían transmitir han cogido fuerza. Se trata de una imagen que no se ciñe a las normas clásicas de composición, no tiene uno o dos centro de interés, no hay un punto predominante done fijar la mirada sino varios.
  
Por otra parte, la imagen tiene zonas subexpuestas y sobreexpuestas, pero aquí están aprovechadas como recurso y no como defecto. La correcta exposición y el detalle podrían haber ahogado o mitigado el concepto.
  
Esta composición me recuerda a los estudios del lenguaje corporal de Desmond Morris en "El mono desnudo", como si pudiésemos saber algo más de las personas mirando solamente sus "patas y herraduras"
  
Equipos y materiales utilizados:
Nota: Este artículo fue publicado originariamente el 2 de marzo de 2.008 en mi bitácora “Un Mundo de Luz”, ha sido revisado y actualizado para esta ocasión.

Porque fotografiar en analógico.

 
El Ciclista 0.1 Agfa Apx 100
Escaner HP Scanjet 5370C Sin editar
Flickr

Técnica o arte
Cada vez abundan más por la red ensayos o artículos del tipo “analógico contra digital” –sustitúyase “vs” por “contra” si el ensayista o articulista no se preocupa por un exceso de anglicismos en sus escritos-
  
Esta comparativa tiene lógica y sentido si se realeza desde un punto de vista técnico en el que se pretende ya de antemano demostrar las excelencias y virtudes de lo digital sobre lo analógico o químico, no se podrá dudar que el primero prevalecerá sobre el segundo sin lugar a dudas.
  
Pero la fotografía no es sólo técnica o tecnología, puede estar subordinada a otros fines o ser el fin en si mismo. La producción de imágenes puede tener como objetivo final ser una representación o recreación artística, y como ya sabréis por anteriores artículos de mi bitácora Un Mundo de luz, imponer reglas o técnicas que se deben seguir a pie juntillas para crear Arte resulta del todo incoherente.
  
Me parece absurdo vaticinar el final de la fotografía analógica, como se avisa en muchas artículos o foros, siempre existirá mientras existan personas que sepan ver arte en cualquier aspecto de la vida con independencia de sus aspectos técnicos. Llegados hasta aquí se me antoja más un debate tipo “técnica contra arte”
  
Consideraciones subjetivas
  
Pero, de todas formas, sí me atrevo a enumerar ciertos aspectos subjetivos que hacen que la fotografía analógica sea mejor que la digital.
  
La principal ventaja de la fotografía química puede venir por una circunstancia que podríamos considerar adverso y que es el medio en el que están alojadas las imágenes: el negativo en la fotografía analógica y la tarjeta de memoria en la fotografía digital.
  
Evidentemente la capacidad de un carrete de negativo es limitadísimo en comparación con la cantidad de imágenes que caben en una tarjeta.
  
Pero ¿Qué conseguimos a cambio? mayor estudio y concentración ante la limitación física, al ser conscientes de un final con “cuenta recesiva”. No tenemos la previsualización de las cámaras digitales con lo que desarrollamos la capacidad de “hacer fotos sin cámara”
  
Como consecuencia de lo expuesto en el párrafo anterior adquirimos hábitos positivos como los de encuadrar mejor y tener un mayor conocimiento de las características de la luz.
  
Consideraciones pasionales
  
Pero no quiero que quede la idea de fotografiar en analógico para aprender fotografía, sino que por el mero hecho de hacerlo de esta manera ya de por si constituye una disciplina artística interesante, ya que cualquier inconveniente puede ser una virtud y un recurso artístico interesante en fotografía: los rasguños pueden ambientar y el grano puede ser hermoso.
  
Esto es sólo el comienzo, mi filosofía, en las siguientes entradas sabréis mi declaración de intenciones, equipaciones y experiencias.
  
Bienvenidos a uno de los materiales de los que están hechos los sueños, bienvenidos a

Haluros de Plata 

Equipos y materiales utilizados: